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María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor(A) con perfume y le secó los pies con sus cabellos(B). Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: «Señor(C), el que Tú amas(D) está enfermo». Cuando Jesús lo oyó, dijo: «Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios(E), para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella».

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